Daisy Fox ayuda a su padrastro, Don Sudan, a aliviar el tendón de la corva que se lesionó durante un entrenamiento. Sin saberlo, al masajearlo, provoca una reacción a la enorme polla de Don. Daisy está asombrada por lo grande y gruesa que es su polla. Así que la acaricia esperando que reciba el dolor. Para compensar, Don masajea el coño de Daisy y ella se pone tan caliente y mojada que quiere intentar meter la punta. Su coño recibe más que solo la punta y Don deja a Daisy con ganas de más.