Mi casa estaba hecha un desastre y decidí llamar a una empleada doméstica para que me ayudara. Cuando entró, me quedé atónito con lo que vi. ¡La mujer más guapísima! Con las tetas y el culo más grandes que he visto en mi vida. No perdió el tiempo y empezó su rutina: limpiaba y recogía el desorden que había por toda la casa. Enseguida entablé una conversación con ella, consiguiendo que se relajara un poco y viendo si estaba dispuesta a limpiar sin ropa. Como dice el dicho, el dinero manda, y la ropa, obviamente, se cayó. Una vez que sacó esas tetas, eran aún más grandes de lo que pensaba. Enormes y redondas, más que perfectas. Continuó haciendo lo suyo mientras la veía completamente desnuda. Me excité tanto que necesité acariciarme la polla mientras la miraba. Se sorprendió con lo que vio, pero le guardé más dinero. Lo tomó y se la metió a fondo. Una buena y salvaje sesión de sexo en todas las posiciones de la cama hasta que se corrió por toda su cara.